Ese monstruo

Ese monstruo.
Ese monstruo que se llama ansiedad. Que no solo se esconde debajo de la cama sino en Instgram, Pinterest, las influencers con vida perfecta y How I Met Your Mother. Es el autosabotearse haciéndose creer que uno no tiene el talento ni la disciplina para lograr nada. Que uno necesita de un jefe para exigirse y lograr lo que sea. Es el miedo abrumador de mirar hacia atrás y sentir que el año le ha pasado a uno por encima y espejar ese miedo al futuro como uno refleja una parábola en el eje y. 
Pánico diario. 
Tanto pánico que no te deja trabajar; a duras penas te deja planear. Y por planear me refiero a una tablita de Excel con cuentas soñadoras o un checklist en un post it o una googleada de cursos interesantes para tomar u otro bombardeo de ideas en la ducha de diferentes direcciones para orientar tu carrera creativa y emprendedora. Luego de la planeación entra el miedo de saber que he hecho eso mil veces y que inclusive no he sido ni capaz de poner mi ideas en papel como para guardarlas en la nevera o algo así. Como si fuera poco, entran a jugar los otros fracasos como el no lograr ser fit o nada que supero al imbécil. Razón por la cual me devuelvo a Pinterest para leer alguna frase que me arrope la depresión o un “body transformation” que me convence de que el día que decida arrancar con el ese maravilloso hábito utópico que vencerá al monstruo y me sacará de la depresión, ese día lo voy a lograr porque ahí está en Pinterest y en Marimanotas. Pero luego viene, camuflado en el scroll de Instagram, con un fondo de paisaje yoguístico y letras blancas, la frase de “no te des tan duro”. Entonces hay un momento de perdón con uno mismo. Un momento en el que uno acepta que hace un mes o a principios de este año alguito se logró por un esfuerzo chiquitico y es entonces cuando llega How I Met Your Mother o en el peor de los casos The Bachelorette con tres brownies Mamaia calienticos con azúcar porque me lo merezco, porque no me puedo dar tan duro
Y se pasa el día. 
Se hace la promesa de que mañana sí se empieza. Se alcanza a dormir con alguito de paz. Paz que continua mientras uno snoozzzzea el despertador cinco veces por la mañana porque puedo y que rico. Hasta que finalmente el monstruo ataca de nuevo. A veces la fuerza alcanza para tender la cama porque algún video inspirador de Youtube decía que esa era la clave del éxito, pero a veces el monstruo es gigante y entonces ni pararse se puede, ni responder WhatsApp, ni abrir las cortinas y así otro día pasa. Luego pasa la semana y llega el fin de semana, donde los swipe left son demasiados y los borrachos idiotas también son demasiados en las fiestas y rumbiaderos, pero uno esta tan borracho que no se da cuenta que todos pensamos igual de todos. Hasta que llega el día del descanso. 
¿descansar de qué? 
Npi. 
Pero mejor descansar por que el monstruo ya casi va a volver a aparecer y si no está descansado, ¿cómo lo va a combatir? 

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