A tensión

Bueno aquí va un poema. Ok no es un poema, es vómito mental.

A tensión


Soy adicta a la atención. A la atención de todo tipo; soy tan adicta a la atención que terminé siendo adicta a la tensión… sí, tensión con s.
La tensión que genera la atención. Desde ser importante en el momento hasta el comentario que flota en el lugar de la atención posterior a la tensión.

Y ¿nunca se han preguntado qué los dejó con una adicción? El divorcio de los papás, el abandono, el maltrato de un tercero etc etc etc etc etc etc… e te ce. Pero ese no es mi caso, creo. Nunca me faltó atención de papi, ni de mis profesores, ni de mis admiradores, ni tampoco tuve tanta que me malacostumbrara a dosis excesivas de ojos, oídos y mentes sobre mi. Se podría decir que tuve la justa atención académica para aprender, la justa atención médica para curarme y la justa atención emocional para quererme.

¿Qué faltó? O aún mejor ¿Qué sobró?
Npi.

No me explico porqué las sonrisas me atropellan la cara encima de un escenario, porqué mi alimento más básico son los aplausos, porqué mi autoestima cuelga de las carcajadas producidas por mi comentario perspicaz, atrevido o inclusive burdo; o porqué los ojos que colorean mis bailes coquetos mientras me quito la ropa generan la tensión necesaria para quebrantar en gozadera.

A un ludópata le falta plata o le sobró ego alguna vez. A un fumador le falta oxígeno o simplemente no supo qué más hacer con sus manos. A un alcohólico le sobró hígado o le faltó aceptar algún dolor.

¿A mi? Es enserio que no sé. Créanme.

No entiendo si me sobra atención poco merecida o me falta demasiada o si mi adicción cesará el día que el teatro aplauda de pie, o el día que me reconozcan en los aeropuertos, o el día que la primera plana sea mía, o el día que encuentre el amor. (Aghhh obviamente esa frase iba a terminar así, no lo pude evitar) Puede que tan sólo ese día sacie mi adicción, como puede que sólo me deje aún más hambrienta; como a Kim Kardashian sacando más culo, como Britney besando a Madona, como J K Rowling escribiendo un segundo libro o como un soldado volviendo a aprender a caminar.   

Mientras tanto el escenario juega a ser mi alma y, como toda alma, ha de ser infinita. Y aunque hay infinitos más grandes que otros infinitos,

¿qué tan infinita es la atención?



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